
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, confirmó que la ofensiva no se limitará a la Ciudad de Gaza, sino que alcanzará también los campos de desplazados de la costa central, considerados por su gobierno como “últimos bastiones” de Hamás.
Entre ellos figura Al Mauasi, antes catalogada como “zona segura” por Israel, pero igualmente blanco de bombardeos.
Netanyahu reiteró que su estrategia busca desmantelar los últimos focos de la organización islamista para acelerar el fin de la guerra.
La operación se enmarca en su plan de cinco puntos, que contempla la desmilitarización de Hamás, su expulsión del gobierno y la instauración de una nueva autoridad civil en Gaza, excluyendo a la Autoridad Palestina.
El mandatario negó que exista hambruna en Gaza, acusando a Hamás de manipular la situación y de someter a los rehenes israelíes a hambre deliberada. Sus declaraciones contrastan con las advertencias de organismos humanitarios que denuncian una crisis alimentaria grave.
El anuncio se produce en medio de tensiones con el Ejército israelí, que expresó reservas sobre el alcance de la estrategia, y ante la condena internacional por el impacto humanitario que podría generar.