
Por Andrea Serna Hernández
Una nueva etapa en México y Michoacán
En un hecho histórico, México y Michoacán dieron inicio a una nueva etapa en la impartición de justicia. Por primera vez, se abre paso a una justicia cercana, abierta y plural; una justicia con rostro humano que escucha a quienes fueron ignoradas e ignorados, protege a quienes han sido vulneradas y vulnerados, y devuelve certeza a las familias de que ningún abuso quedará sin respuesta.
El mensaje es claro: en esta etapa nadie quedará fuera, nadie será olvidado u olvidada y nadie quedará sin justicia.
Una transformación exigida por el pueblo
Lo que hoy vivimos no es un simple ajuste legal. La reforma judicial surgió de un debate plural, transparente y bajo el escrutinio ciudadano. No fue producto de acuerdos en la élite política ni de pactos en lo oscurito, sino de la exigencia social de construir un sistema judicial más cercano, imparcial y confiable.
En Michoacán, este compromiso tomó forma con la toma de protesta de 109 juezas, jueces, magistradas y magistrados que, junto al nuevo presidente del Poder Judicial, asumen la responsabilidad de hacer realidad la demanda de las y los michoacanos: un sistema que no se venda, que no discrimine y que no se retrase en dar respuestas.
Autonomía y respeto institucional
La presidenta Claudia Sheinbaum ha sido categórica: la autonomía del Poder Judicial no está en duda. Frente a las voces que intentan sembrar sospechas sobre la elección de sus nuevas y nuevos integrantes, ella ha reiterado que no habrá intervención alguna. “Me da mucho gusto que haya una nueva Corte, pero no voy a influir en sus decisiones en lo más mínimo”, dijo con claridad. Se trata de un parteaguas. La justicia no puede ni debe estar subordinada a intereses políticos. El compromiso es construir instituciones sólidas, respetadas por su imparcialidad y legitimidad.
La incomodidad de la derecha conservadora
A la derecha conservadora le molesta este proceso. Les incomoda que la justicia deje de ser privilegio de unas y unos cuantos; les incomoda que una persona indígena, Hugo Aguilar, sea presidente de la Corte; les incomoda, en suma, que la voz del pueblo sea la que oriente la vida institucional del país.
De ahí su estrategia: sembrar dudas, inventar acusaciones y pretender frenar lo que es, en realidad, la consolidación de un cambio democrático. Pero la voluntad popular es más fuerte que la narrativa conservadora.
Unidad en la diversidad
Cada transformación en la historia de nuestro estado y de nuestro país ha tenido un mismo origen: la voluntad popular cristalizada en la Constitución. En ella se deposita la voz soberana de la ciudadanía, que ahora exige una justicia incluyente, imparcial y confiable. Con unidad, pluralidad y la fuerza de nuestra historia, México y Michoacán avanzan hacia el tiempo de la justicia verdadera: el tiempo de la esperanza cumplida y la unidad en la diversidad.