
El cineasta Guillermo del Toro comparó a los creadores de inteligencia artificial con Frankenstein, al advertir que juegan a ser Dios sin dimensionar las consecuencias.
Durante un evento, expresó preocupación por los impactos éticos, sociales y culturales de la IA, resaltando que la tecnología, si bien innovadora, requiere regulación y conciencia.
“Quiero sets reales. Quiero ver personas pintando, construyendo, taladrando […] No quiero algo digital, no quiero IA, no quiero simulación. Quiero artesanía de la vieja escuela”, afirmó.
Del Toro subrayó que la velocidad de adopción supera la comprensión pública y que se deben establecer límites claros para evitar riesgos en la creatividad, privacidad y seguridad.
Su postura aporta al debate global sobre la IA, invitando a gobiernos y empresas a reflexionar sobre el equilibrio entre innovación y responsabilidad.
