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Así como Grecia Quiroz perdió a su esposo Carlos Manzo víctima de la violencia, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla recordó que él también sufrió un destino similar cuando era un niño.
Tenía apenas 10 años cuando la delincuencia le arrebató a su padre, un hecho que —dijo— marcó su vida y su compromiso con la pacificación del estado.
“Hace casi 40 años, en Uruapan, asesinaron a mi padre, abogado de profesión y ganadero. Y mi madre valiente, que era dentista, nos sacó adelante a mi hermana y a mí”, narró.
Durante la presentación del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, Bedolla afirmó comprender “en carne propia” el dolor de quienes han sido víctimas del crimen.
“Entiendo más de lo que creen la huella de la violencia, y lo difícil que es quedar huérfano a los 10 años”, expresó, al reconocer que el asesinato del expresidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, revive heridas que nunca terminan de cerrar.
El mandatario aseguró que no descansará hasta devolver la confianza a los michoacanos, y que la reconstrucción del tejido social será su mayor prioridad.
Anunció que su administración invertirá 2 mil 700 millones de pesos en seguridad, apoyo a jóvenes, salud, campo e infraestructura, mientras que el gobierno federal destinará otros 57 mil millones para impulsar obras estratégicas y polos de desarrollo, uno de ellos en Uruapan.
A estas acciones se sumará el despliegue de más de 12 mil elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Marina, con el objetivo de blindar el estado y abrir un nuevo camino hacia la paz que Michoacán anhela desde hace generaciones.
