
En 2017, el entonces gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, buscó posicionarse como candidato del PRD a la Presidencia de la República para las elecciones de 2018, y encontró un espaldarazo de parte de Raúl Morón Orozco.
En aquel momento, el senador Raúl Morón Orozco reconoció el esfuerzo de Aureoles para gobernar Michoacán y consideró legítima su aspiración, aunque advirtió que había otros perfiles dentro del PRD con la misma intención.
“Yo le deseo a Silvano que le vaya bien y ojalá que él pueda ser el compañero en mejores condiciones de enfrentar a la derecha en 2018, si así fuera, claro que lo vamos acompañar”, dijo Morón, entonces senador por el PRD.
La disputa interna en el sol azteca reflejaba la fragmentación de la izquierda, que buscaba unirse para hacer frente a la derecha en los comicios.
A pesar del respaldo parcial de algunos sectores del perredismo, la candidatura de Aureoles nunca despegó.
En un contexto de pugnas internas y negociaciones políticas, el PRD terminó respaldando a Ricardo Anaya, candidato del PAN, en un intento por construir una alianza opositora contra el entonces aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
La decisión dejó a Aureoles fuera de la contienda y debilitó su influencia dentro del partido.
Hoy, casi una década después, la carrera política de Silvano Aureoles ha dado un giro drástico.
Acusado de desvío de recursos y con múltiples denuncias en su contra, enfrenta señalamientos por presuntas irregularidades durante su gobierno.
Su fallida aspiración presidencial quedó en el pasado, mientras su nombre resuena ahora en investigaciones judiciales en lugar de en boletas electorales.
Silvano Aureoles pasó de aspirar a la Presidencia de México a huir de la justicia.