
Mientras la atención se centra en las tensiones comerciales, familiares de desaparecidos en Jalisco denunciaron el descubrimiento de un campo de exterminio utilizado por el crimen organizado en el municipio de Techiutlán, a poco más de una hora de Guadalajara.
El rancho, conocido como La Estanzuela o Izaguirre, revela un infierno de hornos crematorios, fosas clandestinas y restos humanos, evidenciando la brutalidad con la que opera el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en la región.
La imagen de centenares de zapatillas abandonadas, encontradas en el lugar, es una prueba de las víctimas que pudieron haber sido asesinadas en el lugar, ahora un símbolo de la impunidad.
Sin embargo, no es nuevo para las autoridades; en septiembre, la Fiscalía de Jalisco ya había inspeccionado el rancho tras la detención de diez personas y el rescate de dos secuestrados.
En esa ocasión, encontraron un cuerpo sin vida, fragmentos óseos calcinados, armas y casquillos, y desde entonces, la Fiscalía sugirió que el lugar era utilizado tanto como centro de exterminio, como campo de entrenamiento de reclutas del CJNG.
No obstante, la investigación se detuvo inexplicablemente, dejando el predio a merced de la organización criminal.
Fue la persistencia del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, alertados por una denuncia anónima, la que sacó a la luz la verdadera dimensión del horror.
El colectivo documentó meticulosamente sus hallazgos, publicando imágenes impactantes en redes sociales que muestran los hornos, las zapatillas y los restos óseos.
El caso llegó hasta la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien lo calificó de “terrible” y abrió la posibilidad de que la Fiscalía General de la República (FGR) atraiga la investigación.
Además del exterminio, se ha documentado que el rancho era utilizado como campo de entrenamiento para jóvenes reclutados a la fuerza.
Atraídos con falsas ofertas de trabajo, los jóvenes eran sometidos a un régimen brutal y obligados a integrarse a las filas del CJNG.
Este modus operandi de reclutamiento forzado no es nuevo en Jalisco, desde hace más de una década, centenares de jóvenes son engañados con falsos anuncios de trabajo y sometidos a una vida de violencia y terror.
El corredor entre Guadalajara y Puerto Vallarta, incluyendo Techiutlán, ha sido señalado por el Ejército Mexicano como territorio del CJNG desde hace años.
Documentos filtrados por el colectivo Guacamaya revelaron en 2022 que la región está bajo el control de Gonzalo Mendoza Gaytán, alias “El Sapo”, un lugarteniente del líder del cártel, Nemesio Oseguera, alias “El Mencho”.
La justificación del Fiscal de Jalisco, quien atribuyó la falta de minuciosidad en la inspección del rancho a su gran tamaño, resulta inaceptable y evidencia la falta de voluntad para combatir la impunidad y la influencia del crimen organizado.