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En un contexto donde las desigualdades de género aún persisten en diversos ámbitos, la maternidad y la lactancia deben ser reconocidas como derechos humanos esenciales y no como una carga o limitación para las mujeres.
Así lo expresó Andrea Serna Hernández, funcionaria estatal, al enfatizar que el ejercicio pleno de estos derechos es indispensable para garantizar el bienestar individual y colectivo.
A su juicio, las mujeres no deberían verse obligadas a elegir entre su desarrollo profesional y la decisión de ser madres, ya que ambas dimensiones deben ser compatibles y respaldadas por un entorno institucional y social justo.
Desde el ámbito gubernamental, Serna Hernández destacó la necesidad urgente de transformar la visión tradicional que recae sobre la maternidad y los cuidados, históricamente invisibilizados y asumidos casi exclusivamente por mujeres.
Citando datos de la Encuesta Nacional de Cuidados, recordó que más del 20% de las personas cuidadoras han tenido que abandonar sus empleos por estas responsabilidades, situación que revela una problemática estructural.
Iniciativas como la creación de lactarios y ludotecas en centros de trabajo en Michoacán representan un avance importante hacia un modelo más equitativo, en el que la maternidad se ejerza con dignidad y libertad.
Finalmente, la funcionaria hizo un llamado a fortalecer las políticas públicas para garantizar que las mujeres puedan decidir sobre su maternidad sin presiones ni estigmas.
“No necesitamos apoyo, necesitamos respeto”, subrayó, insistiendo en la necesidad de construir redes de apoyo reales y permisos laborales adecuados que permitan equilibrar la vida familiar y profesional.
La maternidad, afirmó, debe ser una experiencia libre y autónoma, respaldada por un compromiso colectivo que reconozca el valor del cuidado como una responsabilidad de toda la sociedad.
