
Los ecuatorianos acudieron a las urnas este domingo para elegir entre el actual presidente, Daniel Noboa, y la candidata de izquierda, Luisa González, en un balotaje que se anticipa extremadamente reñido y que se desarrolla bajo la sombra de la violencia relacionada con el narcotráfico.
Con colegios electorales fuertemente custodiados, los votantes en Quito expresaron la incertidumbre que domina el ambiente.
Las encuestas previas al balotaje apuntaban a un resultado muy ajustado, similar a la primera vuelta donde Noboa superó a González por menos de un punto porcentual.
El miedo y la tensión son palpables en un país asediado por la violencia, con una tasa de homicidios, que aunque Noboa presume haber reducido, es la más alta en toda Latinoamérica.
Ambos candidatos han denunciado irregularidades en el proceso electoral, alimentando la desconfianza en el sistema.
González acusó al gobierno de “acciones desesperadas” para manipular los resultados, mientras que Noboa ya había denunciado irregularidades en la primera vuelta.
El gobierno declaró el estado de excepción y toques de queda en las regiones más afectadas por la violencia en vísperas de la votación.
Noboa, de 37 años, busca consolidar su posición en el poder hasta 2029, mientras que González, de 47, aspira a convertirse en la primera presidenta electa del país y a revertir lo que considera un retroceso de los últimos años bajo gobiernos no correístas.
El país amanecerá dividido gane quien gane, según analistas.