
Un apagón masivo interrumpió el lunes las actividades en España y Portugal, paralizando el transporte público, provocando atascos de tráfico y retrasando vuelos.
Los operadores energéticos trabajaban arduamente para restablecer el servicio, pero la empresa española Red Eléctrica advirtió que la interrupción podría durar entre seis y diez horas.
Semáforos inoperativos provocaron grandes embotellamientos, el transporte público se detuvo, hospitales sufrieron cortes de energía y ciudadanos quedaron atrapados en el metro y ascensores.
En Madrid, cientos de personas se congregaron frente a edificios de oficinas y una fuerte presencia policial se desplegó, dirigiendo el tráfico y patrullando zonas clave.
Aunque las autoridades no descartan la posibilidad de un ciberataque, la Unión Europea señaló que por el momento “no hay indicios” de que esa sea la causa.
La Comisión Europea se ha puesto en contacto con las autoridades españolas y portuguesas y con la red europea de gestores de redes de transporte ENTSO-E para investigar las causas del apagón.
Los gobiernos de España y Portugal se reunieron para analizar la situación, que brevemente afectó también a partes de Francia.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, visitó el centro de control de Red Eléctrica y aseguró que se están “dedicando todos los recursos para solventar [la situación] cuanto antes”.
El impacto del apagón se extendió a eventos importantes como el Masters de Madrid, donde partidos fueron suspendidos debido a la falta de energía.
Aena, la empresa que gestiona los aeropuertos españoles, informó de retrasos en todo el país, mientras que los aeropuertos portugueses de Oporto y Faro activaron generadores de emergencia para mantener las operaciones esenciales.
Este tipo de apagones masivos son inusuales en Europa. La última vez que se vio algo similar fue en 2003, cuando un problema en una línea hidroeléctrica entre Italia y Suiza provocó un apagón generalizado en la península italiana durante aproximadamente 12 horas.