
Por El Tapado
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Parece que caló hondo en las entrañas de Morena en Michoacán el desaire que le hizo el senador Raúl Morón al consejo estatal el sábado, porque bien pudo ser por quedarse en casa o porque salió a tomarse alguna foto propagandística, pero no: fue a recibir el espaldarazo de parte de un grupo de políticos rancios que operan en favor del –hay que subrayarlo– prófugo de la justicia Silvano Aureoles.
Y es que Morón, exsenador y exalcalde de Morelia por el PRD, no fue abrazado por cualquiera. Se le encimaron, casi como si se tratase de un ídolo, Miriam Tinoco, exdiputada local y funcionaria en el gobierno de Aureoles; Mauricio Prieto, actual legislador local y operador político del exgobernador, y Héctor Ayala, exsecretario de Educación bajo Aureoles.
Pero no fueron los únicos. La lista se expande con Francisco Huacus, exdiputado federal de perfil camaleónico, con saltos entre Morena y PRD; Julieta Gallardo, veterana legisladora perredista; Brissa Arroyo, diputada local del PRD; Javier Paredes, expromotor de Movimiento Ciudadano también ligado al silvanismo.
Además, Humberto González, exdiputado local y Wilma Zavala, política que ha transitado entre Morena y otros partidos según la coyuntura.
Estos personajes se unieron para formar un grupo político que denominaron “Despierta Michoacán”, un nombre construido al azar, genérico, como todas las cosas que buscan cinco minutos de fama para luego volver a las sombras.
Y es a las sombras a donde llegó Morón, a hablar con Silvano Aureoles a través de sus esbirros, quienes incluso no niegan la cruz de su parroquia y le dejan las puertas abiertas al exgobernador, comprometiendo aún más el discurso político del morenista.
Pero si ya está claro el rumbo del senador, ¿por qué le cala tanto a Morena? ¿Por qué llamar a la unidad o regañar en la distancia a una persona que tiene claro que no quiere transitar ya con el grupo que representa actualmente? ¿Qué se saben? ¿Qué se deben?
¿O ya se les olvidó el apoyo que Silvano le ofreció a Morón cuando se candidateó al Senado? ¿Se les olvidó cuando Morón dijo en 2017 que Aureoles sería un buen candidato a la Presidencia de México? El camino de Morón es amarillo.
En Morena, en lugar de andar de migajeros –palabra de moda entre sectores jóvenes que alude al conformismo y a la insistencia en busca de atención del otro por falta de amor propio–, podrían simplemente dejar que Morón tome su rumbo.
El llamado a la unidad es sano, pero el llamado al respeto es mejor, y es algo que Morón está faltando al movimiento, y el sillazo que le propinaron hace unas semanas en un evento público parece haber sido el punto de no retorno.
Morena y su dirigencia tendrían que estar pensando en fortalecer a sus cuadros y no en tratar de mantener cerca al que podría ser su peor rival. Se sabe ya que el 2027 será tiempo de mujeres y mujeres con proyección es lo que sobra en el partido en el poder.
A Morón ya lo chupó el diablo y deschupadas –a menos que él entienda el costo político que implica asociarse con un prófugo de la justica– no hay.
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Por El Tapado