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La madrugada de este viernes, Rusia intensificó su ofensiva militar contra Ucrania con uno de los ataques más contundentes desde el inicio del conflicto.
Mediante una combinación de misiles balísticos y drones de origen iraní, las fuerzas rusas lanzaron un bombardeo masivo sobre Kiev y otras regiones del país, causando la muerte de al menos cuatro personas y dejando más de veinte heridos, según confirmaron autoridades ucranianas.
El ataque, calificado como “el más masivo” por el gobernador de Ternópil, se dirigió contra infraestructura civil, afectando severamente seis distritos de Kiev, dañando estaciones del metro y vías férreas que conectan la periferia.
En Ternópil y Lutsk, en el oeste del país, también se reportaron numerosos impactos que dejaron varios heridos y provocaron cortes de electricidad.
Las autoridades ucranianas confirmaron el uso de drones Shahed y misiles de crucero en la ofensiva, evidenciando una escalada significativa en la táctica militar rusa.
En Lutsk, Volinia, cinco personas resultaron heridas y un edificio residencial fue alcanzado. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, declaró que la ciudad vive ataques aéreos casi cada noche, lo que refleja la creciente presión sobre la capital.
Este nuevo capítulo bélico pone de relieve el endurecimiento de la estrategia de Moscú y su decisión de ampliar la guerra más allá del este ucraniano, afectando regiones históricamente menos atacadas.
Mientras tanto, Ucrania continúa haciendo frente a una ofensiva que, lejos de disminuir, cobra fuerza con consecuencias humanas y materiales cada vez más graves.
