
Europa vive una nueva etapa en su lucha contra las drogas: el rápido auge de las sustancias sintéticas.
El último informe del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EUDA) advierte que mientras la cocaína sigue en la cima del consumo con 4.5 millones de usuarios, nuevas drogas como la ketamina rosa, las catinonas y los opioides nitazenos se esparcen por el continente, impulsadas por la innovación criminal y la producción local.
Países como Italia, Bélgica, Alemania y Polonia son ahora centros de manufactura y distribución de estas sustancias, muchas de ellas altamente potentes y con efectos aún poco conocidos.
La producción en Europa responde a una lógica de proximidad: menores costos, distribución rápida y evasión de controles internacionales. En 2023, seis países desmantelaron más de 50 laboratorios de catinonas y 36 plantas de MDMA.
Estas drogas llegan al mercado sin evaluación sanitaria y su combinación con otras sustancias ha derivado en un fenómeno alarmante: el policonsumo, ya identificado como la principal causa de muerte por drogas en la región.
Este escenario recuerda a la crisis de opioides que sacude a Estados Unidos. Si bien Europa ha registrado hasta ahora 153 muertes asociadas al fentanilo y sus derivados, la aparición de nitazenos en forma de píldoras falsificadas genera preocupación entre expertos y autoridades.
El desvío de estos opioides del uso médico hacia el mercado ilegal eleva significativamente el riesgo de sobredosis, especialmente si la heroína se vuelve más escasa tras la prohibición del opio en Afganistán.
El continente enfrenta así una tormenta perfecta: drogas más fuertes, una red logística global, métodos sofisticados de camuflaje y consumo múltiple.
Las cifras de usuarios de anfetaminas (2.3 millones) y drogas sintéticas (10 millones) muestran la magnitud del desafío.
En un entorno donde los laboratorios clandestinos se multiplican y los sistemas de salud no alcanzan a prevenir ni tratar a tiempo, Europa entra en terreno incierto, donde el precio puede ser la salud pública y cientos de vidas cada año.