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Aunque el calendario electoral aún no marca el arranque del proceso rumbo a la gubernatura de Michoacán en 2027, el senador Raúl Morón Orozco ya actúa como candidato.
Su carrera, como en 2021, vuelve a estar bajo la lupa. Sus constantes recorridos por el estado, eventos públicos con fuerte carga política y despliegue de estructuras organizativas han llamado la atención de autoridades electorales, que mantienen bajo vigilancia cualquier indicio de actos anticipados de campaña.
El antecedente pesa: en 2021, Morón fue excluido de la contienda por no entregar correctamente sus informes de gastos de campaña.
Hoy, una eventual reincidencia podría significar su inhabilitación como abanderado de Morena, pues fuera de los tiempos electorales, la promoción personal con fines proselitistas está prohibida.
El entorno político que enfrenta no le es favorable, considerando que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que antes fue su aliada, se ha distanciado, y ahora se suma el malestar interno en Morena por su acercamiento con figuras como Silvano Aureoles, exgobernador acusado de desvío de recursos y actualmente prófugo de la justicia.
Así, el legislador entre los reflectores del activismo político y los márgenes de la legalidad electoral, con alianzas que generan más preguntas que respaldos firmes, pues se le ha visto con figuras cercanas al exgobernador Silvano Aureoles Conejo, prófugo de la justicia.
