
La República Islámica de Irán acusó a Estados Unidos de iniciar una “peligrosa guerra” tras los ataques a tres de sus instalaciones nucleares.
En un comunicado, el Ministerio de Exteriores iraní denunció que la operación constituye una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, y exigió la intervención urgente del Consejo de Seguridad.
El ataque, realizado en coordinación con Israel, fue calificado como “criminal” y como prueba de una política exterior guiada por la “depravación moral”.
El presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó que el Ejército bombardeó con éxito las instalaciones nucleares de Isfahán, Natanz y Fordó, esta última considerada estratégica.
En su mensaje ante la nación, Trump celebró lo que describió como un “éxito militar espectacular” destinado a destruir la capacidad nuclear iraní, al tiempo que advirtió que habría ataques aún más contundentes si Irán no acepta hacer la paz.
Desde Tel Aviv, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, felicitó al mandatario estadounidense por su “audaz decisión”.
Por su parte, el canciller iraní, Abás Araqchí, acusó a Trump de traicionar los canales diplomáticos en curso y sostuvo que Irán se reserva “todas las opciones” para responder en defensa propia, como lo permite la Carta de la ONU.
Asimismo, llamó la atención sobre el hecho de que los ataques ocurrieron en pleno proceso de negociación internacional, lo que a su juicio constituye un acto deliberado de sabotaje diplomático.
En tanto, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que, hasta el momento, no se ha registrado un aumento de radiación en las zonas atacadas.
Sin embargo, Teherán insiste en que los bombardeos representan un precedente sumamente grave.
La misión iraní ante la ONU ha exigido al Consejo de Seguridad que condene de inmediato estas “acciones salvajes y criminales”, y advierte que Estados Unidos e Israel deberán rendir cuentas ante la comunidad internacional.