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La posibilidad de que mujeres trans adopten continúa siendo objeto de debate en diversos países, pese a los avances normativos y sociales en materia de derechos humanos.
Diversos organismos internacionales y organizaciones civiles coinciden en que la identidad de género no debe ser un criterio excluyente en los procesos de adopción.
Sin embargo, muchas mujeres trans enfrentan barreras estructurales y discriminación institucional que obstaculizan su derecho a formar una familia, incluso cuando cumplen con todos los requisitos legales y emocionales para brindar un entorno seguro y amoroso.
A diferencia de los prejuicios que persisten en algunos sectores, la evidencia disponible no respalda la idea de que la identidad trans afecte negativamente las capacidades parentales.
El enfoque central de la adopción debe estar orientado al interés superior del menor, evaluando las habilidades y la disposición de la persona solicitante para garantizar el bienestar infantil.
Países como México ya reconocen el derecho a adoptar a parejas del mismo sexo, lo cual ha abierto paso a una interpretación más amplia que incluye a personas trans dentro del marco legal vigente.
En Latinoamérica, estudios muestran una creciente aceptación social hacia la adopción por parte de personas LGBTQ+.
En Uruguay, por ejemplo, un 47 % de la población respalda la adopción por mujeres trans, mientras que en Chile el 63 % se muestra a favor de las familias homoparentales.
Esta tendencia evidencia un cambio generacional y cultural que respalda la necesidad de actualizar los marcos normativos para que sean coherentes con una visión más justa e inclusiva de la parentalidad.
Negar a las mujeres trans el derecho a adoptar no solo perpetúa una injusticia histórica, sino que también priva a niños y niñas en situación de abandono de la posibilidad de crecer en un hogar afectivo y estable.
Replantear los criterios de idoneidad en los procesos de adopción es una tarea urgente para los estados que aspiran a garantizar igualdad sustantiva.
Ver hacia el futuro y permitir que las mujeres trans adopten no será una concesión, sino cumplir con los principios fundamentales de dignidad, equidad y no discriminación.
