
La población LGBTI de la tercera edad en México enfrenta desafíos particulares como el aislamiento, el rechazo familiar y la presión social que los lleva a mantenerse ocultos en su vejez.
De acuerdo con Pablo Orozco Chávez, de la Comunidad Apapacho, muchos adultos mayores homosexuales aún viven en el clóset y algunos incluso están casados con personas heterosexuales, lo que dificulta su expresión identitaria.
La falta de aceptación tanto en sus familias como entre las generaciones más jóvenes contribuye a su marginación. Muchos viven solos o son internados en asilos donde ocultan su orientación sexual.
Algunos han fallecido sin compañía ni redes de apoyo. El estigma se mantiene arraigado incluso en espacios donde se espera comprensión.
Para enfrentar esta realidad, iniciativas ciudadanas como Comunidad Apapacho en Guadalajara ofrecen espacios seguros, actividades recreativas y apoyo emocional para fomentar la convivencia y el sentido de pertenencia.
Proyectos como el cohousing y el coliving también surgen como alternativas de vida digna y acompañada para estas personas.
En 2025, el 30 % de la población mexicana tendrá más de 60 años, lo que hace urgente implementar políticas públicas inclusivas.
Como advierte Orozco Chávez, es momento de visibilizar y atender a una comunidad históricamente marginada, cuyas necesidades particulares suelen pasar desapercibidas incluso en los debates sobre derechos humanos y envejecimiento.