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La Franja de Gaza atraviesa uno de los episodios más oscuros de su historia reciente. Unicef alertó que los niños mueren “a un ritmo sin precedentes”, a la par que la hambruna y la desnutrición aguda amenazan a más de 320 mil menores.
El sistema sanitario está colapsado, la falta de agua potable agrava el panorama y la ayuda humanitaria no alcanza.
Ted Chaiban, director ejecutivo adjunto de Unicef, advirtió que una de cada tres personas en Gaza pasa días sin comer. Las temperaturas extremas y la destrucción de infraestructura básica están dejando a la población sin medios de supervivencia.
Las cifras son alarmantes: más de mil 400 personas han muerto en filas para recibir asistencia y al menos 162 palestinos, incluidos 92 niños, han fallecido por causas ligadas directamente al hambre.
Mientras tanto, los ataques israelíes persisten. El pasado sábado, 22 civiles murieron durante bombardeos en zonas de refugio y distribución de ayuda. Las autoridades locales estiman más de 60 mil 300 muertos desde octubre de 2023, aunque organismos internacionales temen que la cifra real sea aún mayor.
Las agencias de la ONU exigen el cese de hostilidades y la apertura inmediata y sostenida de corredores humanitarios. Sin estos pasos urgentes, el riesgo de una hambruna generalizada se vuelve inminente. La infancia en Gaza se está apagando ante la mirada del mundo.
