
Israel lanzó una ofensiva aérea sobre Irán que dejó al menos 60 muertos, entre ellos 20 menores de edad, según medios iraníes.
Uno de los misiles impactó en el complejo residencial Shahid Chamran, en Teherán, donde vivían empleados del Ministerio de Defensa.
El bombardeo dejó también un número indeterminado de desaparecidos, incluidos bebés.
Las Fuerzas Armadas de Israel informaron que en la operación, denominada “León Naciente”, murieron nueve expertos clave del programa nuclear iraní.
Entre las víctimas figuran físicos, ingenieros nucleares y químicos con décadas de experiencia en el desarrollo de armamento nuclear, lo que representa un duro golpe a las capacidades del régimen.
Aunque Israel no ha confirmado el número total de víctimas civiles, el ataque fue dirigido específicamente contra individuos vinculados al programa de armas nucleares.
La televisión estatal iraní informó que 38 personas fueron rescatadas con vida de entre los escombros. Organismos de ayuda continúan con las labores de búsqueda.
Esta escalada militar se produce en un contexto de alta tensión regional. Israel justifica el ataque como una acción preventiva para frenar el desarrollo de armas de destrucción masiva en Irán.
Sin embargo, las consecuencias humanitarias han desatado una ola de condenas internacionales ante la magnitud del daño colateral.