
Raúl Morón Orozco, senador de Morena y exalcalde de Morelia, se colocó nuevamente en el centro de la controversia tras emitir declaraciones que han sido ampliamente interpretadas como machistas.
Durante un encuentro reciente con simpatizantes, Morón cuestionó los lineamientos de paridad de género que establece su partido para la contienda de 2027 y descalificó la posibilidad de que una mujer encabece la candidatura al gobierno de Michoacán, acusando a ciertos liderazgos de tener una “fijación mental” con la agenda de género.
Medios nacionales como El Universal y La Silla Rota señalaron el tono despectivo y la falta de sensibilidad política en las palabras del senador, que han generado incomodidad incluso dentro de Morena.


La respuesta no se hizo esperar: el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla intervino públicamente para recalcar la relevancia de las mujeres en la vida pública nacional y subrayar que Michoacán está listo para ser gobernado por una mujer.
Las declaraciones de Morón resultan particularmente provocadoras en un contexto donde la participación femenina en la política ha sido conquistada a través de décadas de lucha.
Su postura contrasta con el momento histórico que vive el país, hoy presidido por Claudia Sheinbaum, y revela una resistencia interna a los cambios estructurales que la Cuarta Transformación dice abanderar.
A esta polémica se suma el antecedente de 2021, cuando el Tribunal Electoral le retiró la candidatura a Morón por incumplir con la fiscalización de sus gastos de precampaña.
Su historial de confrontaciones con las reglas del juego electoral parece repetirse ahora, aunque con un costo político más alto: cuestionar públicamente un principio de justicia histórica como la paridad. En tiempos de transformación, la voz de Morón suena a eco del pasado.
