
Sinaloa volvió a ser escenario de una jornada sangrienta con 17 homicidios en menos de 24 horas, concentrados en Navolato, Culiacán y la sierra de Concordia. Ocho de las víctimas fueron halladas en Pánuco, tras un enfrentamiento entre civiles armados.
La situación, que se arrastra desde hace un año bajo el estigma del “culiacanazo”, mantiene en tensión a las autoridades federales, que han intensificado operativos en la zona norte.
En Concordia, la violencia amenaza con provocar desplazamientos forzados, mientras que en Mocorito persiste la precariedad en instalaciones de seguridad y cuerpos de auxilio.
A pesar del despliegue policial, los hechos violentos se reproducen como un ciclo interminable, debilitando la confianza ciudadana.
El gobierno estatal, encabezado por Rubén Rocha Moya, enfrenta críticas por la falta de atención a la infraestructura y a un programa integral de seguridad en municipios clave.
La ausencia de posturas oficiales ante los hechos en Concordia y la vulnerabilidad de comunidades serranas subrayan la fragilidad de la estrategia actual, incapaz de frenar la espiral criminal que golpea a Sinaloa.