
Autoridades del estado de Karnataka, en el sur de India, rescataron a Nina Kutina, una ciudadana rusa de 40 años, y a sus dos hijas menores que vivían en una cueva desde hacía semanas, siete años después de que el visado de la madre expirara.
El hallazgo fue fortuito, cuando agentes que patrullaban tras un desprendimiento detectaron ropa colgada en la entrada de la cueva.
Kutina había convertido el lugar en un santuario espiritual, con un ídolo del dios hindú Rudra, y realizaba rituales hindúes.
Las tres sobrevivían con escasos recursos, durmiendo sobre plásticos y comiendo fideos instantáneos. Las autoridades señalaron que, pese a las condiciones extremas, se encontraban en buen estado de salud.
Según la investigación, la mujer llegó a India con un visado de negocios que caducó en 2017.
La policía trasladó a las tres a un ashram temporal, mientras se inicia el proceso de deportación. El caso ha llamado la atención por sus implicaciones legales, humanitarias y psicológicas.