
En dos décadas, el narcotráfico mexicano ha amasado cifras que oscilan entre los 740 mil millones y el billón de dólares, de acuerdo con estimaciones internas de agencias estadounidenses.
El cálculo incluye ganancias derivadas de cocaína, metanfetaminas y fentanilo, cuyo mercado se transformó con la irrupción de drogas sintéticas más baratas, letales y de alta rentabilidad.
El Cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación operan hoy como auténticas corporaciones químicas, con superlaboratorios capaces de inundar el mercado norteamericano.
A estas ganancias se suman ingresos paralelos, como el contrabando de migrantes, que representa 13 mil millones anuales, y el robo de combustibles, considerado por el Departamento del Tesoro como amenaza directa a la seguridad energética.
La cifra exigida a Ismael Zambada en su acuerdo judicial, 15 mil millones, apenas refleja una fracción del negocio criminal.