
Mientras los cardenales se preparan para elegir al sucesor del papa Francisco, la figura de Jorge Mario Bergoglio ya genera debate sobre una posible canonización.
Aunque el dolor es palpable, voces dentro de la comunidad católica piden su santificación; sin embargo, expertos señalan que el proceso, por norma, requiere esperar al menos cinco años tras el fallecimiento, periodo necesario para evaluar si su vida fue un ejemplo de virtud heroica.
El caso del Papa Juan Pablo II, canonizado nueve años después de su muerte, sirve como precedente de la paciencia requerida.
Francisco, un Papa atípico y popular por su cercanía y compasión hacia los vulnerables, tuvo gestos considerados por muchos como un signo de modernización; su apertura hacia la comunidad LGBTQ+, el interés por los más necesitados y la búsqueda de un diálogo interreligioso, marcaron su pontificado.
Sin embargo, escándalos como las acusaciones contra el exjesuita Marko Rupnik y cuestionamientos sobre las finanzas del Vaticano empañaron su gestión.
A pesar de permitir investigaciones internas, Francisco recibió críticas por la lentitud en la respuesta a algunos casos.
La profesora Phyllis Zagano, de la Universidad de Hofstra, sugiere que la Iglesia podría considerar su canonización en un plazo menor a lo habitual, aunque reconoce que aún no existen peticiones formales como las que se presentaron tras la muerte de Juan Pablo II.