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La ofensiva israelí sobre Gaza ha dejado ya más de 60 mil muertos desde el 7 de octubre de 2023, según el Ministerio de Sanidad local. Las cifras crecen día a día, mientras las condiciones de vida colapsan por completo.
La ONU advierte que más de medio millón de personas viven en condiciones cercanas a la hambruna y que más de un tercio de la población no tiene acceso regular a alimentos.
Entre los fallecidos hay al menos 88 menores que han muerto por inanición. Más de 320 mil niños están en riesgo de desnutrición aguda, y sólo en julio se han registrado más de 5 mil ingresos hospitalarios por esta causa.
A la crisis alimentaria se suma la violencia: casi mil 200 personas han sido tiroteadas mientras esperaban recibir comida, y miles más han resultado heridas en estos ataques a convoyes y centros de distribución.
El secretario general de la ONU, António Guterres, calificó la situación como una “catástrofe humanitaria de proporciones épicas”.
A pesar de los esfuerzos humanitarios, las pausas para la entrada de ayuda resultan insuficientes. Las agencias requieren más de 62 mil toneladas mensuales para cubrir necesidades mínimas, pero la logística sigue restringida por el asedio y los permisos militares.
El tiempo se agota para Gaza. Las organizaciones internacionales insisten en que se debe permitir el acceso seguro y permanente a alimentos, agua y medicinas, sin la amenaza de fuego sobre quienes intentan sobrevivir.
