
El gobierno de Estados Unidos implementará, desde el 20 de agosto, un programa piloto que exigirá a ciertos solicitantes de visas B-1 y B-2 una fianza de hasta 15 mil dólares como garantía de retorno.
El mecanismo, con duración de un año, no aplica a ciudadanos mexicanos. Según el Registro Federal, el objetivo es reducir los casos de visitantes que permanecen más allá del tiempo permitido, especialmente en países con altos índices de sobreestadía o escasa información verificable para investigaciones migratorias.
México, Canadá y los países del Programa de Exención de Visas quedan excluidos del esquema. La fianza será reembolsada si el visitante cumple con los plazos establecidos.
El Departamento de Estado considera este programa una herramienta de control migratorio y diplomático.
Aunque la medida no impacta a México, plantea un precedente en la política migratoria estadounidense que podría ampliarse en el futuro si los resultados son favorables para el gobierno de Washington.