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La ofensiva militar de Israel en la Franja de Gaza ha dejado más de 54 mil 650 muertos y 125 mil 500 heridos desde su inicio en octubre de 2023, según autoridades gazatíes.
Los ataques, que incluyen bombardeos a zonas residenciales, hospitales y centros de distribución de ayuda humanitaria, han generado una creciente condena internacional y acusaciones de genocidio contra el Estado israelí.
El 5 de junio, un bombardeo israelí contra un hospital en el norte de Gaza causó la muerte de tres periodistas palestinos, elevando a 225 el número de reporteros fallecidos desde el inicio del conflicto. Además, al menos 18 personas murieron en un ataque contra una escuela que albergaba a refugiados en Jan Yunis, en el sur de Gaza.
La situación humanitaria es crítica. La ONU ha advertido que más de 2.1 millones de gazatíes enfrentan inseguridad alimentaria aguda, con medio millón en riesgo de hambruna. Las restricciones israelíes y la inseguridad han dificultado la distribución efectiva de la ayuda.
En el ámbito internacional, la respuesta ha sido dividida. El Parlamento Vasco aprobó una resolución condenando “sin matices” lo que califica como un “genocidio” cometido por Israel contra la población civil palestina en Gaza.
Por otro lado, Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pedía un alto el fuego inmediato, argumentando que la medida no condenaba a Hamas ni abordaba el desarme.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ha recibido una demanda presentada por Sudáfrica contra Israel por presunto genocidio en Gaza, a la que se han sumado países como Turquía y Chile.
Chile presentó su escrito de intervención en septiembre de 2024, destacando que las acciones de Israel constituyen una discriminación sistemática y que las declaraciones de altos funcionarios israelíes incitan al genocidio, lo cual es un delito autónomo bajo la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
Las treguas acordadas han sido frágiles y de corta duración. El 18 de marzo de 2025, durante el mes sagrado del Ramadán, Israel lanzó una ofensiva sorpresa con intensos bombardeos en Gaza, rompiendo una tregua de casi dos meses.
Los ataques causaron la muerte de más de 400 palestinos en una sola noche. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que Israel había “reanudado el combate con toda su fuerza” y que los ataques eran “solo el comienzo”.
Netanyahu ha mantenido una postura firme, insistiendo en que la guerra solo terminará cuando Hamas sea desarmado y eliminado del territorio.
Además, ha defendido medidas controvertidas, como proporcionar armas a grupos rivales de Hamas en Gaza, una decisión que ha generado críticas tanto internas como internacionales.
La comunidad internacional continúa dividida, mientras la situación en Gaza se deteriora y las víctimas civiles aumentan.
