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Desde la prisión federal donde cumple una condena de 20 años por tráfico sexual de menores, Ghislaine Maxwell afirmó estar dispuesta a testificar ante el Congreso de Estados Unidos sobre los “clientes poderosos” que participaron en la red de explotación encabezada por Jeffrey Epstein.
Sin embargo, ni republicanos ni demócratas han hecho el más mínimo intento por convocarla. Su declaración cobra relevancia tras el cierre abrupto del caso por parte del Departamento de Justicia, que ha generado tensiones en el movimiento MAGA, dividido entre quienes exigen rendición de cuentas y quienes defienden a Donald Trump.
Maxwell, de 63 años, fue condenada en 2022 por participar en la red de abusos sexuales que, durante años, funcionó en torno a Epstein.
La fiscalía estadounidense, sin embargo, ha reiterado que no tiene previsto procesar a más involucrados, incluyendo al príncipe Andrés. Desde el entorno de Maxwell aseguran que jamás recibió ofertas de cooperación, pese a su disposición para declarar.
El caso ha despertado creciente inconformidad dentro del ala trumpista. Voces como Steve Bannon, Tucker Carlson y Laura Loomer exigen la renuncia de la fiscal Pam Bondi, mientras Elon Musk sugirió que Donald Trump aparece en los archivos Epstein.
El expresidente, por su parte, desvió la discusión hacia sus rivales políticos. Mientras tanto, la “lista” sigue sin publicarse y la impunidad se fortalece.
