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La tensión entre Irán y Estados Unidos volvió a escalar luego de que un helicóptero militar iraní obligó al destructor estadounidense USS Fitzgerald a retirarse de las aguas que Teherán vigila en el golfo de Omán.
Según medios iraníes, el buque emitió amenazas, pero debió cambiar su curso tras la intervención aérea y del sistema de defensa iraní.
Este episodio se da a menos de un mes del conflicto armado entre Irán e Israel, en el cual Estados Unidos también participó con ataques a instalaciones nucleares.
Aunque rige un alto al fuego desde el 24 de junio, el gobierno iraní mantiene un discurso de firmeza y disposición para responder a cualquier provocación.
Al mismo tiempo, el canciller Abás Araqchí expresó apertura al diálogo con Estados Unidos para alcanzar un nuevo acuerdo sobre su programa nuclear.
En entrevista con Fox News, sostuvo que están dispuestos a permitir inspecciones, pero no a renunciar al enriquecimiento de uranio, que considera un derecho soberano.
Irán retomará negociaciones en Estambul con el bloque E3 (Francia, Alemania y Reino Unido), buscando destrabar las condiciones que han impedido el restablecimiento de los acuerdos nucleares de 2015. Mientras tanto, el país mantiene alerta su defensa regional ante cualquier maniobra militar.
La doble vía iraní de tensión militar y diplomacia controlada parece diseñada para ganar tiempo, sostener su capacidad nuclear y no quedar aislado, en un momento donde Occidente reevalúa su estrategia en Medio Oriente.
