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La Franja de Gaza enfrenta uno de sus momentos más críticos desde el inicio de la ofensiva israelí.
De acuerdo con la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el 87.8 % del territorio está bajo órdenes de desplazamiento o se ha convertido en una zona militarizada.
Esto ha dejado a 2.1 millones de civiles confinados en apenas el 12 % del territorio, donde los servicios básicos han colapsado y las condiciones de vida son cada vez más insostenibles.
En este escenario, tanques del Ejército israelí han iniciado una ofensiva terrestre contra Deir al Balah, en el centro de Gaza, una ciudad que hasta ahora servía como refugio para miles de desplazados y como base para organizaciones humanitarias.
Videos grabados por habitantes muestran el fuego de tanques y disparos en la zona, mientras las fuerzas armadas llaman a evacuar barrios enteros, como Al Baraka.
Unas 30 mil personas se encontraban refugiadas en 57 centros de desplazamiento que ahora deben abandonar bajo el riesgo de bombardeos.
Los desplazados se dirigen a Mawasi, en el sur, donde ya se hacinan 425 000 personas en condiciones precarias.
Sin embargo, incluso este lugar sufre bombardeos diarios. Las cifras de víctimas mortales en Gaza han superado las 59 mil, mientras que sólo el domingo pasado más de un centenar de personas murieron y un millar resultaron heridas por ataques israelíes.
A pesar de la presión internacional, las acciones diplomáticas continúan sin medidas concretas.
Veinticinco ministros de Exteriores de la Unión Europea han emitido un comunicado exigiendo el fin de la ofensiva y la apertura de corredores humanitarios. Israel, sin embargo, ha rechazado de inmediato estas peticiones, prolongando el ciclo de violencia que deja a Gaza al borde del colapso total.
