
La Knesset aprobó este jueves una moción no vinculante que allana el camino para la anexión formal de partes de Cisjordania ocupada, intensificando las tensiones en la región.
Aunque el documento no implica acciones inmediatas, supone un gesto político contundente y una señal clara del rumbo del actual gobierno de Benjamin Netanyahu, que busca consolidar la presencia israelí en territorios palestinos disputados.
Simultáneamente, la situación humanitaria en Gaza alcanza niveles alarmantes. La Organización Mundial de la Salud reportó al menos 113 muertes por inanición en días recientes, como parte de lo que expertos califican como una hambruna provocada.
Los bloqueos de ayuda humanitaria, las restricciones al acceso de alimentos y medicinas, así como los bombardeos continuos, han deteriorado las condiciones de vida de forma acelerada.
La comunidad internacional ha emitido condenas formales, pero sin mecanismos vinculantes. Organismos humanitarios advierten que el colapso total en Gaza es inminente si no se restablecen corredores de ayuda y cesan las hostilidades.
Mientras tanto, miles de personas sobreviven sin electricidad, agua potable ni asistencia médica adecuada. La acción legislativa en Israel y la crisis humanitaria en Gaza se entrelazan como expresión de una política sostenida de expansión y asfixia.