
El martes 22 de julio de 2025 fue el segundo día más corto en la historia registrada: la rotación de la Tierra se completó 1.34 milisegundos más rápido que las 24 horas habituales.
Este fenómeno, imperceptible para los sentidos humanos, preocupa a científicos que advierten un patrón acelerado en la velocidad rotacional del planeta.
Este tipo de acortamientos ya ha ocurrido en años recientes. El 5 de julio de 2024 se registró el día más corto hasta ahora, con una duración de 1.66 milisegundos por debajo del estándar. Para el 5 de agosto próximo se anticipa una reducción de 1.25 milisegundos.
La duración de un día ha variado con el tiempo. Se estima que, en eras remotas, un día duraba 19 horas debido al equilibrio entre las mareas solares y lunares. Con el tiempo, la fricción generada por las mareas ha frenado la rotación de la Tierra, alargando los días.
Sin embargo, el reciente acortamiento sugiere una posible reversión del patrón. De continuar esta tendencia, podría ser necesario restar un segundo a los relojes atómicos hacia 2029.
Tal ajuste sería inédito, ya que anteriormente solo se han sumado segundos bisiestos para mantener sincronía con la rotación terrestre.
Este fenómeno abre interrogantes sobre las causas profundas del comportamiento dinámico de la Tierra y su relación con factores geofísicos aún en estudio. Aunque los efectos son mínimos, el seguimiento científico es clave para anticipar ajustes en la medición del tiempo.
El 22 de julio de 2025 fue el segundo día más corto de la historia. La rotación de la Tierra se aceleró 1.34 milisegundos. Científicos advierten que podría ser necesario restar un segundo a los relojes atómicos en 2029.