
En muestra de unidad, líderes europeos viajaron a Kiev este lunes, coincidiendo con el primer aniversario de la invasión rusa a Ucrania.
Durante una conferencia de ayuda, reafirmaron su compromiso de que Ucrania se incorpore a la Unión Europea (UE), aunque consideraron prematuro debatir el despliegue de tropas occidentales en el país.
Ucrania, que ya ostenta el estatus de país candidato a la UE, enfrenta un proceso de adhesión que depende de múltiples reformas y la aprobación de Bruselas.
El presidente lituano, Gitanas Nauseda, pidió “acelerar” el proceso y sugirió el 1 de enero de 2030 como fecha límite para la incorporación.
En conferencia de prensa, junto al presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, y los líderes de la Comisión Europea y del Consejo, se subrayó que la “voluntad política” será fundamental para avanzar.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, expresó su admiración por las reformas implementadas en Ucrania, destacando que el país “está librando una guerra por su supervivencia”.
Sin embargo, tanto Von der Leyen como el presidente del Consejo, António Costa, advirtieron que la adhesión se basa en méritos y no puede ser un trato de favor.
La cumbre también sirvió para presentar un frente común ante las negociaciones de paz impulsadas por el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump.
Costa anunció una cumbre extraordinaria de la UE para el 6 de marzo, subrayando que “sólo Ucrania puede decidir cuándo se dan las condiciones para iniciar estas negociaciones”.
Zelensky advirtió que el futuro de Europa está en juego, especialmente para los países del este que están bajo la influencia de Moscú.
Desde Canadá, el primer ministro Justin Trudeau resaltó que las tropas ucranianas luchan por valores comunes como la soberanía y la integridad territorial, enfatizando la importancia de la unidad en torno a esos principios.