
Videos virales han evidenciado que hasta el 60 % de los productos de algunas marcas de lujo occidentales se fabrican en China, revelación que ha generado incomodidad en plena tensión comercial entre Estados Unidos y el gigante asiático.
Expertos en comercio señalan que la estrategia busca reposicionar la imagen de la manufactura china, apuntando a que el valor reside en las marcas y no en el país de origen.
Manuel Díaz, analista en comercio internacional, explicó que esta narrativa intenta deslindar a los fabricantes y hacer recaer la responsabilidad en las marcas de lujo.
Empresarios chinos entrevistados afirmaron que su industria ha avanzado significativamente, pasando de ser ensambladora a desarrollar diseño, investigación y calidad.
La situación obliga a las marcas de lujo a replantear su estrategia de comunicación o a modificar su cadena de suministro para sostener su imagen de exclusividad.
Bernard Arnault, CEO de LVMH, propuso crear una zona de libre comercio entre la UE y EE. UU. para hacer frente al conflicto. Advirtió además sobre el impacto de la burocracia europea y mencionó que podrían ampliar operaciones en territorio estadounidense, como ya hicieron en 2019 en Texas.