
El hombre más rico del mundo y reciente designado “jefe de reducción de costes” de la Administración Trump, Elon Musk, desató una ola de críticas con sus propuestas laborales para el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
En un mensaje publicado en X, Musk reveló que espera que sus empleados trabajen 120 horas a la semana, un tiempo que triplica la jornada estándar de 40 horas que rige para los funcionarios públicos en Estados Unidos.
Desde su llegada al cargo, Musk ha invitado a los “revolucionarios” con un alto coeficiente intelectual a unirse a su equipo, incluso ofreciendo empleos sin compensación monetaria.
“Necesitamos personas dispuestas a trabajar más de 80 horas a la semana para recortar gastos”, afirmó.
El enfoque del multimillonario ha generado críticas y resistencia entre los empleados públicos, muchos de los cuales ya han optado por aceptar indemnizaciones para abandonar sus puestos.
Hasta el momento, se estima que más de 100 mil empleados podrían haber sido despedidos bajo su gestión, mientras que cerca de 75 mil funcionarios han optado por las indemnizaciones ofrecidas.
Musk, conocido por su postura en contra del teletrabajo, ha amenazado con despedir a quienes no regresen a la oficina y ha solicitado a los 3.2 millones de funcionarios que envíen un informe semanal de sus logros, bajo el riesgo de perder sus empleos.
La resistencia a sus mandatos ha crecido dentro de las agencias federales, con varios secretarios, incluyendo a la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, negándose a colaborar con el DOGE y alentando a los trabajadores a mantenerse firmes.