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La plaza Villalongín, ubicada en el Centro Histórico de Morelia, es un espacio emblemático que reúne historia, arte y tradición.
Originalmente conocida como la “Plazuela de las Ánimas” durante la época colonial, su nombre se debía a la proximidad con una capilla que, más tarde, fue adaptada como cárcel de mujeres.
Sin embargo, la plaza adquirió su nombre actual en honor a Manuel Villalongín, insurgente que protagonizó un heroico rescate de su esposa, prisionera en este lugar durante la lucha por la independencia de México.
En 1889, durante el gobierno del general Mariano Jiménez, la plaza fue transformada en un espacio más armónico y decorativo. En su centro se colocó una monumental fuente traída desde Nueva York, fabricada por la casa J.W. Fiske.
La fuente está coronada por una escultura de Flora, diosa romana de las flores y la primavera, elaborada en zinc y pintada para simular bronce, lo que la convierte en un ícono visual de la plaza.
Hoy en día, la plaza Villalongín es un punto de encuentro en la ciudad y un escenario favorito para sesiones fotográficas, especialmente de bodas y quinceañeras, gracias a su diseño que combina elementos coloniales y contemporáneos. Además, su ubicación estratégica, cercana al Acueducto y a la Calzada Fray Antonio de San Miguel, la convierte en un lugar ideal para paseos y eventos culturales.
Cabe mencionar que esta plaza y sus inmediaciones también son un importante punto de encuentro para movimientos sociales.
Este espacio, lleno de vida y simbolismo, no solo refleja el pasado histórico de Morelia, sino que también se mantiene vigente como un lugar de encuentro para la comunidad y los visitantes, conservando su papel como testigo de la cultura e identidad michoacana.
Fotos: Alfredo Soria/ACG
