
El presidente ruso, Vladímir Putin, recibió en el Kremlin al canciller iraní Abbas Araqchi, reafirmando que la reciente serie de bombardeos israelíes contra Irán “no tiene ningún fundamento ni justificación”, y subrayó que las relaciones entre Rusia e Irán son “duraderas, buenas y confiables”.
Moscú se ofreció como mediador para promover un cese de hostilidades, instando ahora al Consejo de Seguridad de la ONU a aplicar resoluciones internacionales contra ataques a instalaciones nucleares .
Aunque Rusia ha reforzado su alianza estratégica con Irán –formalizada en enero de 2025 mediante el Tratado de Asociación Estratégica Integral–, el Kremlin descartó ofrecer ayuda militar directa, mientras advierte a Estados Unidos sobre el riesgo de escalar el conflicto si apoya operaciones israelíes contra Irán.
En este contexto, Moscú también observó con cautela, pero sin comprometerse, la posibilidad de injerencia estadounidense o europea.
Putin incluso planteó que, de continuar la guerra en Oriente Medio, Europa y China deben impulsar un alto al fuego inmediato, en línea con la convocatoria de la Unión Europea.
Por su parte, China instó a “intensificar esfuerzos diplomáticos” para evitar acciones como el cierre del estrecho de Ormuz, que tendría efectos devastadores sobre el mercado global, y expresó respaldo a resoluciones multilaterales conjuntas con Rusia y Pakistán.