
El vocero presidencial ruso, Dmitri Peskov, reconoció abiertamente la existencia de censura mediática en Rusia, al justificarla como una medida necesaria en tiempos de “guerra informativa”.
Sus declaraciones, publicadas por la revista Ekspert, reflejan el endurecimiento del control estatal sobre los medios.
Peskov sostuvo que los medios que buscan desacreditar a Rusia deben ser silenciados, aunque prometió una eventual relajación de las restricciones.
No obstante, advirtió que no se permitirá el regreso de medios opositores críticos como Meduza. Aplaudió el crecimiento de contenidos “patrióticos” en la prensa rusa.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el Kremlin ha intensificado la represión contra voces disidentes, provocando exilios y procesos judiciales contra críticos.
El control mediático se remonta al ascenso de Putin en 2000 y se ha consolidado con la adquisición o nacionalización de medios clave.