
En un entorno dominado por gigantes como WhatsApp, Signal se ha posicionado como la alternativa más segura y confiable para la mensajería instantánea. Creada en 2014, la plataforma ha construido su reputación sobre un principio innegociable: la privacidad absoluta de sus usuarios.
Utiliza un cifrado de extremo a extremo tan avanzado que, según expertos, podría resistir incluso ataques con tecnología cuántica, algo que la convierte en una herramienta favorita para periodistas, investigadores y figuras del gobierno de Estados Unidos.
Signal carece de anuncios, rastreadores y es completamente gratuita, con un modelo de código abierto que permite la revisión constante de su seguridad.
Se estima que más de 40 millones de personas la utilizan en todo el mundo, con un crecimiento constante gracias a su confiabilidad y a la desconfianza generada por otras plataformas que manejan datos personales con fines comerciales.
Además, Signal ha evolucionado para ofrecer funciones comparables a cualquier aplicación moderna: llamadas y videollamadas grupales, mensajes temporales, stickers, notas privadas y la posibilidad de sincronizar con dispositivos de escritorio.
Estas herramientas se complementan con ajustes avanzados, como ocultar el número de teléfono, crear alias personalizados, organizar chats en carpetas y bloquear la app con huella dactilar.
El enfoque en la seguridad es tan riguroso que incluso filtraciones gubernamentales han sido provocadas por errores humanos, no por vulnerabilidades de la plataforma.
La propuesta de Signal apunta a un futuro en el que la privacidad ya no sea una opción, sino una necesidad ante el creciente mercado de datos personales.