
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconocida por el ranking QS World University Rankings 2025 como la mejor universidad de América Latina y ubicada en el lugar 94 a nivel global, enfrenta una crisis presupuestal que pone en tensión sus logros científicos y sociales.
Para 2025, el proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación contempló una reducción cercana al 10 %, pasando de 50 mil 418 a 45 mil 58 millones de pesos, afectando de forma directa áreas estratégicas como educación superior, investigación y programas de apoyo a estudiantes vulnerables.
El recorte generó reacciones inmediatas: autoridades universitarias señalaron el riesgo de comprometer becas, proyectos científicos, mantenimiento de infraestructura y salarios académicos.
La comunidad estudiantil expresó su preocupación por el debilitamiento del acceso equitativo a la educación. Ante la presión pública, Hacienda reconoció “un error” y se comprometió a un incremento del 3.5 %, ajustado a la inflación.
Pese a esta rectificación, la UNAM activó un Programa de Racionalidad Presupuestaria que contempla medidas restrictivas como recortes a viáticos, plazas vacantes y gastos operativos para proteger su misión educativa.
La crisis pone en evidencia una tensión estructural entre la autonomía universitaria, la excelencia académica y las decisiones fiscales del gobierno federal en un momento en el que el país enfrenta enormes desafíos en ciencia, equidad y derechos humanos.
La comunidad universitaria exige un financiamiento sostenido que garantice no solo su supervivencia, sino su papel como motor del desarrollo nacional.