
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció públicamente que los trabajadores migrantes que su gobierno está deportando son difíciles de reemplazar, particularmente en sectores estratégicos como la agricultura.
En una entrevista con la cadena CNBC, el mandatario subrayó que estos trabajadores “no se pueden sustituir fácilmente” y admitió que, pese a los esfuerzos por cubrir esos puestos con ciudadanos estadounidenses, “la gente que vive en las ciudades no hace ese trabajo”.
Trump sostuvo que su administración está enfocada en expulsar a personas con antecedentes criminales, pero admitió que las deportaciones podrían perjudicar a sectores esenciales de la economía.
En ese contexto, afirmó que está “trabajando con los agricultores para que no se vean afectados”, y anunció que su equipo prepara nuevas regulaciones orientadas a facilitar el regreso legal de algunos trabajadores migrantes expulsados.
“Estamos haciendo cosas muy complejas, pero que funcionan”, señaló el presidente, quien dejó abierta la puerta para que ciertos migrantes regresen “con un permiso” tras haber sido enviados de vuelta a sus países de origen.
Esta admisión se suma a sus declaraciones de junio pasado, cuando reconoció que sectores como la hotelería también están siendo afectados.
El último informe de empleo, duramente criticado por Trump, reportó una caída de 1.7 millones de empleos ocupados por extranjeros entre marzo y julio, así como una baja en la creación neta de puestos de trabajo.
La Casa Blanca asegura estar desarrollando soluciones sin comprometer su política de seguridad fronteriza.