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Donald Trump ordenó el despliegue de agentes federales en Washington D.C., argumentando que la ciudad enfrenta una crisis de criminalidad y permisividad.
La orden, ejecutada desde la madrugada del viernes, ocurre tras semanas de amenazas del presidente republicano para intervenir directamente en la seguridad del distrito, históricamente autónomo desde 1973.
Desde la Casa Blanca, la vocera Karoline Leavitt declaró que “ya no hay un sitio seguro para los criminales violentos en DC”. La medida coincide con un reciente ataque contra un empleado federal, hecho que Trump usó como ejemplo del supuesto deterioro urbano.
Sin embargo, los datos de la Policía Metropolitana contradicen esa narrativa: los crímenes violentos han disminuido 26% en lo que va del año, con un 12% menos homicidios, 20% menos asaltos con armas y más de 30% de reducción en robo de vehículos, delito vinculado a menores.
A pesar de ello, la fiscal general federal, Jeanine Pirro, respaldó la intervención y prometió eliminar reducciones de penas, endureciendo castigos contra adolescentes involucrados en delitos.
La alcaldía ha impuesto toques de queda selectivos para menores, mientras Trump insiste en que la Guardia Nacional podría ser movilizada.
El mensaje político es claro: recuperar control federal sobre la capital, bajo la bandera de la seguridad, incluso cuando las cifras muestran lo contrario.
El presidente Donald Trump ordena despliegue federal en Washington pese a que el crimen ha bajado 26% este año. La fiscal Pirro promete mano dura contra adolescentes.
